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13 feb 2013

Emprender: el producto no es lo primero

Por Luis Roldán Glez. de las Cuevas


Cuando de emprender se trata, entendiendo el término no solo como una nueva empresa, sino también un nuevo producto o servicio, el centro de atención se pone siempre ( o casi siempre) en el producto a lanzar. 
Pues resulta que no es lo más importante!

Me imagino que pensarás que estoy loco o aLgo peor. Antes dame la oportunidad de precisar un poco la idea y matizar esta aseveración, que reconozco que es un poco extrema. 

Un producto o servicio diferenciado y potente es la base fundamental, pero... Vaya un ejemplo. Un producto no demasiado ingenioso y con cero de tecnología: una especie de huevera para hacer huevos duros sin cáscara vendió a poco de su lanzamiento más de ¡14 millones de unidades!!! 

¿Cómo lo consiguió? Con televenta... si, eso de lo que muchos piensan que no vende. 

Está claro que la clave fue el canal de comercialización. 
Lamentablemente muchos emprendimientos fracasan, no por el producto o servicio en sí, sino por su comercialización: ¡la pieza clave! 

En resumen: 
¡Debes darle al menos tanto peso a la comercialización como a la idea del producto o servicio! 

Para pensar. Hasta pronto.

28 jun 2012

Impacta a inversores con tu Plan de Negocio

Por Luis Roldán González de las Cuevas

Mucho se habla y escribe de planes de negocios. La información fluye copiosamente en Internet, pero hay algunos aspectos que no se tratan lo suficiente, sobre todo de cara a la presentación necesaria para obtener inversores. A continuación te doy algunas ideas que pueden serte útiles.

9 may 2012

Negocios, pilotos y éxito

Por Luis Roldán González de las Cuevas

Había una vez, hace mucho tiempo, un hombre muy emprendedor y osado que se llamaba Enrique. Sin embargo en los negocios no le iba muy bien y a todo el mundo le extrañaba que fuera así, dado su carácter y temperamento.

-¡Mira a Enrique, con lo inteligente y valiente que es, y nada…no levanta cabeza! - decían sus amigos y vecinos.

Una mañana Enrique estaba leyendo el periódico y se encontró con que el número de la lotería que siempre había seguido era el premiado. Su cabeza comenzó a dar mil vueltas pensando y repensando negocios, pero había una idea que le seducía desde pequeño: volar. Estaba decidido, ¡tendría una compañía aérea!
Compró entonces su primer avión, muy grande, de los mejores. Ya que empezaba había que hacerlo bien, pensó Enrique.

Llegó el gran día, el vuelo inaugural estaba planeado y listo. Los pasajeros serían sus amigos y vecinos, invitados gratis al evento.
El avión comenzó a carretear en la pista bamboleándose un poco…tal vez demasiado.
Una vez arriba el servicio no fue mejor. Las dos azafatas tropezaban entre sí, no acertaban con los pedidos de los pasajeros, se les caían las bandejas y para colmo el avión seguía en una trayectoria un tanto “irregular”…tal vez demasiado.
De las primeras bromas, los pasajeros comenzaron a pasar al pánico.

-¡Enrique! ¡Dónde está Enrique! - ya gritaban algunos. Pero Enrique, luego de las palabras iniciales que pronunció al pie del avión, había desaparecido.
La cosa no siguió mejor, casi peor…tal vez demasiado.

Pero los buenos vientos y la buena suerte hicieron que por fin llegaran a destino, no sin antes dar varios tumbos en la pista…tal vez demasiados.
Al bajar, los pasajeros irritados y descompuestos reclamaron otra vez a gritos la presencia de Enrique. Entonces Enrique apareció bajo la mirada atónita y sorprendida de sus pasajeros que no podían creer lo que veían.
Salió de la cabina con su recién estrenado uniforme de piloto, esbozando una sonrisa un poco tonta, como de disculpas.

-¡Tú, eras piloto! - atinó a decirle uno de sus amigos.
- Pues…bueno...siempre me gustaron los aviones, hice un pequeño curso, mis primas son de buen ver y habían querido siempre ser azafatas… en fin, pensé que podríamos hacerlo bien – balbuceó Enrique.

De pronto todos se dieron cuenta de la razón por qué a Enrique siempre le había ido mal en los negocios.

El final del cuento lo dejo a gusto del lector, pero me permito sacar la moraleja.

No cualquiera puede "pilotar" un negocio de cierta magnitud, sin embargo si se rodea de los que saben, seguramente lo podrá hacer mucho mejor.
Según muchos expertos una de las razones de peso que frenan el crecimiento de las Pymes y las ponen en riesgo es la falta de profesionalización.

Me atrevería a añadir algo, fruto de mi propia experiencia, los puestos más “duros” o técnicos, llámese jefe de taller, informático, financiero, están más profesionalizados que los de gestión:comerciales, gerentes, supervisores... 

¿Acaso un mecánico tiene que aprender y "saber hacer" y un gerente puede ser cualquiera?
¿El gerente no debe estar igualmente preparado en lo suyo?
¿Por qué muchos ponen a Enrique como piloto y a sus primas como azafatas?

Para pensar.
Hasta pronto.